Dialogando con epistemologías indígenas, como la Lenape de Estados Unidos, Davis empieza analizando la presencia del plástico en el medio ambiente, su efecto en los cuerpos y cómo la infraestructura occidental hace invisible esta invasión. El plástico y su toxicidad, así como su creatividad, es un acontecimiento planetario asociado a la idea de una noción tecno-científica evolutiva, la revolución industrial, la expansión del capitalismo como ontología, el capitaloceno, el antropoceno. Estas capacidades del plástico como agente no humano se despliegan de otras formas diferentes, de las que las planteadas hasta ahora se refieren al desarrollo de enfermedades como ciertos tipos de cáncer, la enfermedad de Alzheimer o las bacterias que se alimentan del plástico. El plástico, nos enseña Davis, forma parte de una infraestructura invisible a los ojos hasta que empieza a desbordarse por todas partes.